Es muy sencillo y adictivo. El personaje va corriendo y lleva cuatro espadas, sí cuatro, no sé dónde pero lleva cuatro, la espada de la oscuridad, la del bosque, la de la luz y la del fuego.
Esto es así porque los enemigos son de estos cuatro tipos de elementos y a cada cual hay que eliminarlo con su correspondiente espada.
Según vayamos derrotando a enemigos iremos consiguiendo monedas con las que al finalizar la partida tendremos tres opciones para gastarlas. Podemos comprar vida para que al empezar la siguiente partida arranquemos con más vida, podemos comprar también alcance de las espadas, ya que aparece un círculo en el suelo que corresponde al alcance efectivo de las espadas. Si pulsamos y el enemigo no está en ese círculo no le haremos nada. Y por último también podemos comprar metros, osea empezar la partida no desde cero metros, sino desde 200 metros, y si volvemos a comprar metros pues empezaremos cada vez desde más lejos, ya que tenemos que llegar hasta los 10.000.
Al ir derrotando enemigos y haciendo combos, se nos va llenando de energía un botón central con la forma de un caballo. Cuando lo tengamos lleno por completo lo podemos pulsar y, por arte de magia, aparece un caballo alocado con el que el personaje avanza a toda pastilla y lo bueno es que es inmune a todo. Es un caballo reactor, pero lo malo es que dura muy poco.
Bueno y lo mejor de todo, incluso mejor que los gráficos que son espectaculares, es la música, que nos ambienta y nos introduce en esta épica aventura contra la oscuridad.
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